ROBERTO GARAY
El refugio eterno
Siempre estuve a gusto en los mundos angostos y oscuros. Nací varios días más tarde de cuando mi madre salía de cuentas, y mis maravillosos recuerdos de mi estancia en aquella cálida cueva aún permanecen grabados a fuego en mi subconsciente. En todo éste tiempo he intentado con poca fortuna volver a explorar espacios similares, pero la mayoría de las chicas me han dificultado la exploración.
En mis primeras e inexpertas incursiones adolescentes o no encontraba la boca o imaginaba que la galería acababa a los pocos metros. Si yo estaba en plena forma, me fallaba el equipo; si no era yo el que fallaba. Otras veces, era la cueva la que bajaba con crecida, impidiendo toda progresión.
Pues eso. No tuve otra elección que dedicarme a la espeleología.
Siempre estuve a gusto en los mundos angostos y oscuros. Nací varios días más tarde de cuando mi madre salía de cuentas, y mis maravillosos recuerdos de mi estancia en aquella cálida cueva aún permanecen grabados a fuego en mi subconsciente. En todo éste tiempo he intentado con poca fortuna volver a explorar espacios similares, pero la mayoría de las chicas me han dificultado la exploración.
En mis primeras e inexpertas incursiones adolescentes o no encontraba la boca o imaginaba que la galería acababa a los pocos metros. Si yo estaba en plena forma, me fallaba el equipo; si no era yo el que fallaba. Otras veces, era la cueva la que bajaba con crecida, impidiendo toda progresión.
Pues eso. No tuve otra elección que dedicarme a la espeleología.
No hay comentarios:
Publicar un comentario